2º dia Amberes

Amberes… Anvers… Antwerpen… Después de una relajante y reparadora noche nos levantamos sin prisa y a eso de las 9:30 ya estábamos dispuestos para descubrir lugares nuevos. Eso sí, hoy vamos mejor pertrechados que ayer para las inclemencias del tiempo. Metro hasta la estación central (apenas 4 paradas) y una vez allí billetes para Amberes. Después de una hermosa cola descubro que el joven desea comunicarse conmigo, se ve que se esfuerza y lo intenta pero… no tengo NPI de lo que me cuenta, no me entero de nada. Menos mal que descubrió que yo soy español, español, español!!! y se atrevió a practicarlo. Lo hablaba bien el cabronazo, menos mal, resulta que se había caído el sistema y la máquina no podía expedir billetes así que me dio una hoja sellada que supuestamente debía entregar una vez llegado al tren para que nos cobraran en él. Lo cojonudo fue que allí no vino nadie así que el viaje no salió por la cara, 13,40 que nos ahorramos y que nos compensó la pasta que nos dejamos en lavabos… Sí, sí, aquí en grandes establecimientos, centros comerciales, etc, hay una “amable” señora a la entrada de la “toilette” que te cobra 0,40 € (precio estándar) por meada… como te lo cuento, pa’mear y no echar gota… En fin, una vez en la estación central de Amberes y después de las consabidas fotos (aquello es precioso) decidimos tomarnos un cafelito en Starbucks (fuera llovía que se las pelaba en ese momento). Por fin alguien me sirvió un americano a mi gusto, 249 cm3 exactamente. Eso sí que es un café, coño! Así que dejó de llover, una visita rápida al lavabo (y los 40 del ala, claro…) y aire. Por la calle de las tiendas (Meir) nos fuimos paseando hasta la plaza central, cosa chula oye… Luego ya empezamos a callejear y a perdernos por las principales plazas y edificios. Acabamos en el rio, donde el castillo de Steen, una preciosidad y desde ahí nos decidimos a buscar donde comer, ya eran las dos de la tarde y la larica pegaba fuerte. No hubo manera de encontrar nada belga, sólo un restaurante de interés que encontramos abierto (por la semana se ve que casi todo está cerrado, al menos los que veíamos más bonitos). Pero por el plato típico, que deseábamos probar, nos pedían 23 eurazos por barba, como casi todo lo demás. Un cálculo presupuestario rápido nos llevaba a los 80-90 euros por una pitanza local así que decidimos dejar los famosos mejillones en salsa marinera para mejor ocasión, los habíamos visto en Bruselas más económicos. Sólo hay italianos, orientales y argentinos!!! En fin que nos metimos en “El Toro” y madre mía… de morirse. Un menú de 18 y pico que empezaba con una sopa de tomate que estaba riquísima y terminaba con un entrecot con salsa de champiñones que estaba de muerte. Pedazo entrecot, no te pierdas las fotos, era como un acantilado de alto. La carta de vinos estaba imposible, argentinos, de 25 para arriba, así que el hombre, entendiendo mi frustración, me trajo una botella y en un papel escribió: “17”. Le miré la matrícula al cristal y ponía “Cabernet Sauvignon – Argentina - 2007”. Miré para el chato y le dije “dacór” Me entendió… e inmediatamente nos escanció aquel oloroso, intenso y afrutado brebaje con fondos de madera y arándanos, y recuerdos de azahar matizados con vainilla, o eso me pareció… :-) Vamos… que no dejamos nada. Cafecito decente y una dolorosa de 50 euracos que sonaron a bien invertidos. Un segundo paseíto por el pueblo descubriendo rincones nuevos que aprovechamos para que, a Beli, se le despejaran un poco los vapores del vino que habían hecho que se sintiese “sensiblemente” indispuesta... aissss. Recomiendo encarecidamente la iglesia de San Carlos Borromeo en la plaza de H. Conscience. Está llena de lienzos de pintores del 1500-1700, los confesionarios flanqueados por ángeles a tamaño natural labrados en madera y las capillas llenas de mármoles totalmente labrados con hermosos motivos florales. Impresionante. Supongo que la Catedral de Notre-Dame todavía estaría mejor, lo digo por lo de las pinturas de Rubens, pero la dejamos para la tarde y al final no la vimos, nos pudo el cansancio. Así que nos volvimos por donde vinimos y una vez en el hotel (antes de las ocho) nos cogimos unas viandas en el super que hay justo al ladito. Y aquí me hallo, escribiendo en vez de descansar… Para mañana reservamos Brujas, que dicen la más bonita. Así lo decidimos pues parece que será el día con mejor clima, esperamos disfrutarla con un poquito de Sol Hasta mañana!!! Fer y Beli